La publicidad es uno de los instrumentos más potentes en la industria de la comunicación y el marketing.
Desde hace siglos se han llevado a cabo, a través de distintos medios, fórmulas para captar la atención de usuarios y consumidores.
La imprenta impulsó este sector, además de los medios de comunicación como por ejemplo la prensa escrita o la propaganda. Desde entonces se han ido desarrollando nuevos sistemas basados en las innovaciones en tecnología.
Otorgar a una marca, firma o empresa un sello de identidad es el primer paso. La personalización es fundamental para el reconocimiento por parte de la sociedad de un elemento. Por ejemplo, un establecimiento o negocio que carece de algo que lo identifique no será reconocido y, por tanto, requerirá de un soporte que le de notoriedad como por ejemplo un rótulo.
En el mercado existen distintas plataformas para poner etiqueta a un negocio, como por ejemplo las letras corpóreas. Una farmacia, un bar, un taller, un hotel… requieren una identificación para que el usuario conozca qué es y dónde está.
Las letras corpóreas son unos dispositivos bastante atractivos tanto para los negocios como para los usuarios. La elegancia, la morfología y la sencillez son los rasgos más atrayentes. En el mercado podemos encontrar distintas formas, colores y tamaños y, además, se puede aplicar iluminación para que sean visibles tanto de día como de noche. Muchos negocios y establecimientos optan por esta plataforma para dar seña de identidad a su local, tal y como se puede evidenciar si damos una vuelta por nuestros alrededores.
Poner etiqueta a una empresa significa darle valor, notoriedad, identidad y, principalmente, publicidad.
La publicidad tiene como propósito generar una necesidad y, por ello, es imprescindible contar con herramientas que relacionen la identidad de nuestra empresa con los servicios y productos que ofrecen.
Entre la gran competencia entre los distintos sectores y áreas comerciales e industriales debemos tener en cuenta el cuidado que requiere la imagen de una corporación. La buena imagen es lo que vende y, por ello, se debe tener en cuenta varios detalles y aspectos para poder recolectar el máximo de consumidores posibles.
Sin embargo, no todo recae en la publicidad y en las estrategias que se lleven a cabo para la captación. La calidad, efectividad y eficiencia de nuestros servicios y productos es necesaria, debe estar equilibrada con lo que pretendemos transmitir a través de los canales comunicativos. Es decir, ética y estética deben ir unidos y fusionados.
El impacto de la publicidad en nuestra sociedad es abismal. Estamos completamente rodeados a causa de la gran multitud de medios y plataformas que transiten sus mensajes. En la calle, la televisión, la radio, las plataformas online…
Saber emplear y aplicar las distintas técnicas y medios de forma correcta y no abusiva es esencial para conseguir éxitos comerciales. Ser originales y creativos también dota de puntos a cualquier negocio.
Sea como sea, la publicidad es una disciplina de gran impacto en nuestra sociedad. Ejerce una enorme influencia, moldeando las necesidades y creando una gran persuasión en el comportamiento de los consumidores.